Campamento del Hipódromo (1909)
Ya no queda mucho tiempo antes de que el viejo cuartel de Caballería pase a ser un recuerdo más en la memoria de los melillenses, como otros acuartelamientos cuyo futuro apunta en la misma dirección. Es por eso por lo que, como homenaje a lo que fue y dejará de ser, voy a escribir algo sobre los inicios del entrañable cuartel del Hipódromo, nombre que recibió durante muchos años rememorando la pista ecuestre que allí hubo y el barrio anexo del mismo nombre.
La idea de instalar un hipódromo en Melilla surgió en los días finales de 1905. La guarnición de la plaza había aumentado desde los no lejanos tiempos de la guerra de Margallo y eran numerosos los oficiales, no solo de Caballería, aficionados al sport de la equitación. La puesta en marcha del proyecto nació de la iniciativa del general Marina y la ejecución de la misma se dejó en manos del comandante Fernández Silvestre, entonces jefe del escuadrón de Caballería de la plaza. Entre el rumor y el comienzo de las obras apenas pasaron unos pocos días; así, el día 23 de diciembre se inician los trabajos en el sitio más a propósito para su ello: al final de la playa de los Cárabos, entre el tejar y la frontera.
En el verano siguiente el hipódromo estaba terminado. Abarcaba una superficie de 68.000 metros cuadrados, formando una figura ovalada de con 350 metros de eje mayor y 180 de eje menor. La pista tenía 25 metros de anchura y una cuerda de 750 metros. Estaba protegida por un muro de mampostería de dos metros de altura con doble seto de cañas. Contaba con tribuna, cuadras y locales diversos, y en el exterior un pequeño fuerte aspillerado servía de cuerpo de guardia.
Se inauguró durante las fiestas patronales del mes de septiembre de 1906, dándosele el nombre de Hipódromo Marina. Hubo una gran afluencia de público, y el espectáculo contó, además de con los jinetes de la guarnición, con algunos expertos caballistas de las kabilas cercanas. Entre los asistentes kelais estuvo Ismael Chaldy, hijo del que tres años más tarde sería cabecilla en la campaña de 1909, y, a su vez, sucesor de este en la oposición a la intervención militar española.
Para el diario local, con la inauguración del hipódromo, Melilla se había convertido “de tranquila y tristona en alegre y bulliciosa”.
Pero los acontecimientos del campo vecino iban tomando día a día una deriva inquietante. El general Marina tomó la determinación de mantener en la zona fronteriza una compañía de infantería extraída de los dos regimientos de la guarnición, y el hipódromo se convirtió así, desde el 25 de mayo de 1907, en campamento protegido, dadas sus relativas condiciones de seguridad.
Campamento del Hipódromo (1909)
Estamos finalizando el año del centenario de la campaña de 1909 y durante su transcurso hemos tenido ocasión de comprobar como el hipódromo se convirtió en campamento permanente y punto de partida para todas las entradas en el territorio vecino en la dirección de Mazuza.
El llegar de Galicia, en octubre de 1909, el regimiento de Infantería San Fernando nº 11, el hipódromo se habilitó como cuartel de la unidad. El nombre de San Fernando quedó asociado durante mucho tiempo al del Hipódromo, recibiendo indistintamente uno u otro.
Cuartel del Hipódromo (1911)
A partir de marzo de 1910 fueron levantándose barracones de madera, que fueron sustituyendo a las tiendas de lona, y distintas unidades, además del regimiento San Fernando, compartieron sus instalaciones. El regimiento María Cristina, el de Extremadura, el batallón de Chiclana, y el Regimiento Alcántara, este último desde 1912 y procedente de la Alcazaba, estuvieron allí instalados.
Cuartel del Hipódromo, barracón (1911)
Hasta 1914 se habían construido:
13 barracones de 50x10, revestidos con panderete de ladrillo, con capacidad para 200 hombres.
4 barracones de 60x10, para alojamiento de tropa.
2 barracones de 15x10, uno para cuarto de banderas y cuerpo de guardia, y otro para retretes a base de pozos Moura y absorbentes.
10 barracones de 32x6 para dependencias y alojamiento de oficiales.
4 cuadras, con un total de 484 pesebres.
Un cocherón para almacenar municiones
2 barracones- herraderos.
Complementariamente se habían construido 30 pozos Moura y 60 absorventes, un abrevadero de 20 metros de longitud, una fuente, un lavadero y un pozo en el patio central, del que se extraía agua por medio de un molino de viento, sistema aplicado en todos los cuarteles de Melilla.
Barrio del Hipódromo y cuartel (septiembre 1920) |
Desde noviembre de 1921 desempeñó también funciones de hospital, centro clausurado en mayo siguiente.
Acogió sucesivamente a unidades del Tercio, varios batallones de cazadores y fuerzas de Regulares 2 y 5.
Con la terminación de las campañas de Marruecos y la evacuación de buena parte de las unidades el cuartel fue poco a poco desalojado, de forma tal que en 1930 estaba en estado ruinoso, puesto que en la reorganización de mayo anterior, las unidades fueron pasadas a los cuarteles de Alfonso XIII.
Aunque en abril de 1932 se cedió al batallón de infantería nº 3, el cuartel siguió prácticamente abandonado. Incluso se llegó a decir que en él se iba a instalar una importante industria, dejando de cumplir su función militar.
Fue recuperado tras la guerra civil, instalándose en él la unidad a la que siempre hemos asociado el cuartel del Hipódromo, el regimiento de caballería Alcántara
1 comentario:
Junto a los muros del acuartelamiento de Caballería se levantaron 12 pabellones de madera. En la actual puerta falsa. Mirando al frente, 8 pabellones a la izquierda y 4 a la derecha, tal y como se puede observar en el plano que acompaña a este artículo. Junto a la puerta de carros, se situaba el marcado con el número 8,casa en la que viví con mis padres y hermanas cerca de 30 años. La higuera que sembré el año 1974, llegó a ser famosa, abasteció a todo el que quiso higos o brevas, porque sus ramas salían por encima de los muros hacia la calle. José Luis Blasco
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