Publicado por Francisco Saro
Gandarillas en El Telegrama de Melilla, 24-01-1982; Cuadernos de
Historia de Melilla, nº 1, 1988, p. 139-144.
Aún cuando hoy ha perdido la
fisonomía propia de cuando nació, a finales del pasado siglo, el Mantelete es, sin duda, uno de los barrios más característicos
de Melilla, destacado por lo mismo entre dos numerosos que forman esta extensa
ciudad norteafricana. El Espasa, la
Biblia del saber del español del siglo XX, nos sorprende y nos
reafirma en nuestro presupuesto anterior al encontrar entre sus voces la
siguiente: Mantelete: barrio de Melilla. Seria interesante, conocer cuántos
barrios de las más conocidas ciudades españolas han merecido figurar, aún de
forma tan escueta, en la popular enciclopedia.
El Mantelete, en términos de fortificación antigua,
era un parapeto móvil de tablones utilizado para acercarse a las murallas a
cubierto de los tiros de los sitiados. Esta palabra nos transporta a los tiempos en que Melilla
era una plaza sitiada y nos habla de angustias y penalidades, la dura vida de
guarnición que configura la apasionante historia de la vieja ciudad.
Antes de que comenzaran las
construcciones en el Mantelete el terreno estaba ocupado por los huertos de
donde la población sacaba parte de los necesarios elementos de subsistencia.
Defendidos desde 1707, por la torre de Santa Bárbara, los huertos se extendían
por una superficie que ocupaba lo que hoy es antigua estación de autobuses,
plaza de Carros y calles adyacentes, es decir, más o menos la mitad de lo que
es el barrio actual.
Plano1764
En 1875, después de la desviación
del río de Oro, que anteriormente desembocaba a la altura del lugar en que hoy
se encuentra el Club Marítimo después de atravesar el terreno hoy ocupado por
el Parque Hernández y Plaza de España, y en el ganado al mar por los aluviones
del río, se levanta el muro X, muro conocido por buena parte de los melillenses
de hoy y que se alargaba entre el torreón de la Cal, junto a la puerta de la Marina, y un punto cercano
a la fachada suroeste del edificio municipal; desde ese punto se unía por
mediación de una muralla con la torre y Santa Bárbara, situada 30 metros por delante del
actual Banco de España, torre que fue derribada en abril de 1911 por necesidades
de la urbanización. En esta muralla estaba la puerta del campo, puerta de
salida del Mantelete al llano de Santiago y de donde partían las tres carreteras
que enlazaban el Mantelete con los barrios exteriores, del Polígono, Buen
Acuerdo y Triana, hoy convertidas en Avenida, Marina y García Valiño.
Después de la campaña de Tetuán,
firmado el convenio de 1861 por el que se reconocía y ampliaba el campo
exterior de Melilla, la ciudad pareció encontrar una nueva posibilidad de
expansión a su constreñida, existencia, encerrada en las murallas de la
maltratada ciudad alta. Desde 1864 en que desaparece la limitación anterior se
permite la libre residencia en la plaza de Melilla a todo aquel que quiera
establecerse en el nuevo territorio de soberanía, disposición confirmada en 1870
y con la que se inicia la colonización (lenta colonización) del campo exterior.
Poco a poco llega la nueva
población y ya en 1880 fue totalmente imposible acogerla en la vieja ciudadela,
por lo que fue preciso autorizar el montar, dentro del Mantelete barrancas
desmontables de madera con el fin de paliar el problema.
Entonces el Mantelete estaba
dividido, dentro del perímetro de sus murallas, en dos partes, separadas por un
muro que se extendía desde el Cuartel de San Fernando (hoy Policía Nacional)
hasta la luneta de Santa Isabel (hoy, en su lugar, el cuartel de la Guardia Civil) y
desde allí el muro X, junto a la puerta de salida a la mar hacia la mitad del
muró.
Las barracas fueron instaladas en
el interior de este recinto, bajo las murallas de la Plaza o prostíbulos. Un
cronista de la época daba el número de 393 familias ocupantes de estas
barracas, en unas condiciones de vida, que hoy nos parecen lamentables pero que
entonces eran un recurso necesario y aceptado por la carencia de viviendas.
En 1888 se autorizó la venta de solares en el
Mantelete interior, por lo que las barracas fueron trasladadas al exterior, en
el espacio disponible entre el muro divisor y la muralla de Santa Bárbara. Los
solares desalojados fueron subastados y a finales de 1891 estaban terminadas
las nuevas viviendas, que son las cuatro manzanas que hoy ocupan el fondo del
barrio cercanas a la muralla.
Barrio del Polígono en La
Ilustración Nacional. 18 Enero 1894
También en 1888 nace el barrio
del Polígono. Gran parte de los comercios establecidos en las barracas del
Mantelete exterior pasan, en 1891, al acabarse las cuatro primeras manzanas del
nuevo barrio, a establecerse en él; las barracas son llevadas a los iniciados
barrios del Buen Acuerdo y Triana y en julio de 1892 ya no quedaba ninguna en
el Mantelete.
Aún cuando aquellas desaparecen,
los principales comercios de Melilla siguieron situados durante bastantes años
(hasta la construcción del barrio de Reina Victoria, hoy Héroes de España) en
el Mantelete. La zapatería de Alcaraz, el almacén de Samuel Salama, la casa de
Benchimol, la de Cabo (con su sorprendente jamón asturiano), Economato militar y
otros más, siguieron siendo indispensables para el ciudadano de la
Melilla a caballo de los dos
siglos.
En 1893 acontecen los lamentables
sucesos de la campaña de Margallo. Las tropas expedicionarias no tienen
alojamiento y es preciso habilitarles algunos cuarteles provisionales. Surgen
así los primeros acuartelamientos, a base de barracones de madera, en el
Mantelete y la Alcazaba.
Cuartel de Artillería
En el Mantelete se establecen el
Batallón de Artillería, el depósito de ganado de Caballería y algunas
dependencias (hoy desglosada en Intendencia e Intervención militar). El cuartel
se levanta con carácter provisional y durará prácticamente hasta 1925, se encontraba
instalado en la parte del Mantelete exterior adjunta al muro X. El depósito de
ganado en los terreno ocupados hoy por la Plaza de Estopiñán y la vieja estación de autobuses,
terrenos que también ocupó, en lugar cercano al fuerte de San Miguel, los
depósitos de paja y leña y la panificación de Administración Militar.
Con las tropas expedicionarias
llega también una unidad de la
Guardia Civil, unidad que dio tan magníficos resultados que
quedó permanente en la nueva organización militar surgida tras la guerra de
Margallo. Para su alojamiento hubo que derribar la vieja luneta de Santa
Isabel, y en su lugar se levantó, en 1.896, el cuartel de la Guardia Civil
actual, construido por
el Sr. Orozco quien más tarde construirla también los pabellones de Santiago,
los del Buen Acuerdo y la actual Comandancia General.
Mercado Cubierto
En 1897, siendo gobernador el
general Alcántara, se derriba el muro que separaba ambos Manteletes, en el trozo
comprendido entre el cuartel de la Guardia Civil y la puerta de San Jorge, y en su
lugar se construye el mercado, ese mercado que como ruina venerable se conserva
hoy todavía, ocupado por multitud de pequeñas tiendas pero que en su día fue
creado exclusivamente para dar artículos de primera necesidad, de los que Melilla
no andaba muy sobrada. En la calle de San Jorge, desde las primeras horas de la
mañana en que se abría la puerta de Santa Bárbara, se formaba un pequeño
zoquillo al aire libre. Una vez abierta la puerta, los indígenas vendedores partían
en carrera desenfrenada hacia la calle; cuando les faltaba escasos metros
lanzaban las babuchas sobre la acera y allí donde cala ese era su puesto de
venta. En 1905 acabó el pintoresco pero lamentable espectáculo de los moros
galopantes; la Junta
de Arbitrios levantó unas pequeñas casetas a espaldas del cuartel de la Guardia Civil
trasladando a este nuevo lugar el mercadillo de la calle San Jorge.
En ese mismo año de 1.897, se
instala en la calle Medina sidonia (hoy Fernández de Miranda) la primera
central eléctrica de Melilla, un pequeño motorcito que apenas proporcionaba
energ1a para unos pocos puntos de luz, hasta que poco tiempo después, en 1899,
se instala en el llano la
Sociedad Industrial, centrar que han conocido muchos de
los melillenses de hoy.
Desde que en 1900 se autoriza la
construcción de casetas en la parte del muro X que mira al mar el interés por
el torreón de las
Cabras, centro hasta entonces de la vida social melillense se desplaza al nuevo
paseo. Los concesionarios de las casetas se encargan de rellenar el terreno, ganando
al mar el espacio suficiente para convertir el antiguo playazo en paseo amplio
y cómodo. En él se establece el Casino Español, se crea una sección del Casino
Militar, se abre el café de Cabo, nuevo mentidero de la ciudad, donde por
quince céntimos el café se podían matar las horas en amigable tertulia, se instalan el restaurante
de la Marina,
el Diván España, la cervecería de la viuda de Galbán; allí se levanta la Gran fábrica de gaseosas de
Ramón Espinosa, el café de Moyano, la Unión Recreativa,
lugares y personas que pasando el tiempo, y ante la inminencia de la
construcción del puerto, abandonarían el muro para integrarse en el nuevo
barrio, que desde 1909, habida de surgir en el llano de Santiago.
Paseo del general Macías
En el paseo del muro X, paseo que
desde mayo de 1903 pasó a denominarse del general Macías, aunque nunca perdió
su primitivo nombre hasta que fue derribado, se celebraban las fiestas y
carnavales de Melilla, los antiguos y añorados carnavales en los que todo el
mundo participaba y en los que no era imposible encontrar disfrazados alguno de
los serios coroneles de la
Plaza. También desde el paseo podía
contemplarse el único espectáculo
que de forma habitual se ofrecía a la población: la llegada y partida de
los viejos correos, el “Mahón” y el “Sevilla”; para cerciorarse de que el correo
no iba a faltar ese día, muy cerca del muelle, en la caseta de la Compañía de Mar, podía
encontrarse al meteorólogo oficioso de Melilla, el teniente Morán, hombre
amable alrededor del cual se cocían las esperanzas y frustraciones de los que esperaban en el muelle la
llegada de algún familiar o de alguna noticia.
Todas las anteriores
circunstancias contribuyeron a hacer del muro X y su paseo uno de los lugares
más representativos de la
Melilla de principios de siglo, lugar que hoy añoran con tristeza y nostalgia
algunos pocos supervivientes
de aquella época amable.
Casa de Salama y cuartel de la Guardia Civil
En el año 1900 se levanta también junto al cuartel de la Guardia Civil, la
que durante muchos años fue mejor casa de la ciudad: la casa de Salama. La casa
parecía surgir en un lugar que no era el suyo. Rodeada de construcciones
provisionales, incomparablemente mejor que las restantes casas de Melilla, parecía
haberse equivocado de ciudad. Con ella prácticamente en 1911 de la casa que hoy
ocupa el número 2 de la A
venida, la casa de Salama se destaca en el Mantelete como avanzada de lo que no
tardando mucho habla de ser la nueva gran ciudad. Con ella prácticamente queda
configurado el Mantelete, hasta que en enero de 1911, con el fin de poner en
práctica el más tarde olvidado plan de urbanización de José de la Gándara, el Rey Alfonso XIII
derribaba la primera piedra de la muralla de Santa Bárbara, momento en que en
el barrio comienza una nueva fase de su existencia: el nuevo Mantelete.