lunes, 28 de septiembre de 2009

FRANCISCO ALVEAR Y WARD

Nació en Montilla (Córdoba) el 20 de noviembre de 1817.

Hijo de D. Diego de Alvear y Ponce de León (1749-1830), natural de Montilla, brigadier de la Real Armada.

Diego de Alvear y Ponce de León

D. Diego intervino en la guerra de Sacramento y del Río de la Plata. (Estuvo en Sudamérica desde 1774 hasta 1804).

Casado en primeras nupcias con Josefa Barbastro, de la que  su único hijo superviviente, Carlos, que volvió a la Argentina en 1812,  fue presidente de la Asamblea argentina, y su nieto, presidente de la República.

Su esposa y nueve de sus hijos  fallecieron en un naufragio, como consecuencia de un ataque inglés a la nave que los transportaba  en 1804, cuando volvían a España desde Argentina. Don Diego y su hijo Carlos, de 15 años, quedaron prisioneros de los ingleses, pero fueron puestos en libertad al poco tiempo.

Participó en la defensa de la plaza de Cádiz, donde era Gobernador militar, durante la guerra de la Independencia.

Se dijo que José San Martín fue hijo de Diego de Alvear y de una india guaraní, Rosa Guarú.

Don Diego se casó en segundas nupcias con  Dª Luisa Ward Epuber, de Ostende (Bélgica), cuyos padres eran de  Londres, y a la que conoció estando prisionero en Inglaterra.

Vinatero, con vinos de prestigio en Inglaterra. Las bodegas existen, al menos, desde 1729.

El primer Alvear llegó procedente de la administración de los bienes de los duques de Medinaceli.

Francisco Alvear tuvo seis hermanos:

Candelaria de Alvear y Ward

Sabina de Alvear y Ward, autora de una “Historia de D. Diego de Alvear y Ponce de León. Madrid. 1891”.

Sabina de Alvear y Ward

Enrique de Alvear y Ward, político e  historiador.


Enrique de Alvear y Ward

Diego de Alvear y Ward, marino que llegó a brigadier, que trajo la primera prensa hidráulica para el aceite.

Catalina de  Alvear y Ward
 
Tomás de Alvear y Ward

Francisco Alvear y Ward ingresó en el Colegio de Alcalá de Henares

Desde el 12 -1-1845  hasta el 3-8-1847 está de capitán en el 3 º Regimiento del arma de Artillería, de guarnición en Sevilla.

El 12-1-1845  “fue nombrado para presidir y ser parte de la Comisión que se ha empleado en el levantamiento de planos de las plazas fuertes y puntos fortificados en su comprensión, y redactar la memoria militar, histórica y descriptiva que debía acompañar , siendo él  el que hizo la dotación de los instrumentos y pertrechos que ha llevado , así como la dirección de los varios que ha habido que consumir  de aquellos , habiendo empleado el tiempo transcurrido desde el 3-7-1845 , en que dio principio, hasta el 1-1-1847 , en levantar los de las plazas de Málaga , Peñón de la Gomera , Alhucemas y Melilla, marcando el terreno contiguo en todas hasta la distancia de un tiro largo de cañón de las Plazas, y acompañado de todos cuantos perfiles y detalles, tanto de ellas como de los terrenos que le han sido necesarios para marcar perfectamente su fisonomía, formando así  una colección de 12 planos que han sido también acompañados con extensas y detalladas memorias descriptivas, militares , políticas e históricas, cuyos trabajos merecieron  la mayor aceptación tanto por los Excmos. Sres. Director General y Subinspector del Departamento, como por la Junta Superior del Ejército, como se manifiesta por las comunicaciones que se pasaron en 19 de abril y 21 de junio de 1849.”

Es muy probable que la ejecución en 1847 de la maqueta de Melilla, por León Gil de Palacio, se basara en  planos y anotaciones extraídas de la memoria del capitán Alvear.

En 7-10-1861, siendo ya coronel, se le concede licencia para contraer matrimonio con Dª María Joaquina Gómez de la Cortina Rodríguez de Rivas, natural de Jalapa (Méjico), hija de D. José Gómez de la Cortina, conde de la Cortina, gentilhombre de cámara de S.M.

En 1868 solicita el retiro para Sevilla, por quebranto de salud y graves motivos familiares, retiro que se le concede el 26-3-1868.

Según manifiesta D. Juan Bosco de Alvear y Zubiría, descendiente del militar y con residencia actual en Montilla, solicitó el retiro para ocuparse de los negocios familiares.

Su hijo Francisco de Alvear y Gómez de la Cortina, Conde la Cortina, nacido en 1869 en Sevilla, impulsó el negocio familiar de vinos, ampliando la bodega, creando las actuales Bodegas Alvear.

Francisco de Alvear y Ward falleció en 1893.

domingo, 27 de septiembre de 2009

MINAS Y GALERÍAS DE COMUNICACIÓN EN LAS FORTIFICACIONES SUBTERRÁNEAS DE MELILLA

Según ALVEAR.-Memoria...1846. P.70-74v
VER, en PERSONAS/FRANCISCO ALVEAR Y WARD
Melilla Plano de Minas 1846

Si las obras defensivas de esta plaza que acabamos de describir , son de sumo valor, las que constituyen las fortificaciones subterráneas y galerías de comunicación, lo son en mucho mayor grado, pues gran parte del terreno comprendido por las explanadas, el contiguo a la línea avanzada, casi todo el exterior en vuelta del Sudeste, desde el ataque de la Puntilla, el Seco y Rojo, están a disposición de poder volarse con las obras existentes, y hasta tres veces muchos de aquellos puntos, mejor situados para ofender nuestras obras. Esta defensa le da un valor inapreciable, que puede aumentarse, si se considera la capacidad de las galerías de comunicación y su situación, en las que con mayor facilidad se pueden abrir cuantos ramales y hornillos se desean, ya sea en dirección avanzada o interior, como se efectuó en el sitio y ataque que sufrió esta plaza en el año 1775.


La galería principal, por la que comunica la plaza con los principales fuertes de la línea exterior, galerías de escarpa y contraescarpa, y las defensivas, sale desde Santa Ana, por la puerta, con rastrillo de hierro, que se encuentra en la bóveda de su mismo nombre, antes de llegar a la primera salida de la plaza. Facilita esta entrada una escalera de madera, la misma que retirada desde arriba, impediría la subida por la elevación del corte o pared que presenta la peña, de unas 6 a 8 varas de elevación. Esta bajada o descendimiento se prolonga por otra escalera de mampostería que sigue hasta buscar el nivel del trozo de galería que pasa por el foso de la Abanzada, sobre un gran arco, bajo el cual se reunían un día los mares del norte y del sur, dejando enteramente aislada la plaza, cuya ventaja ha cesado por la aglomeración de la arena en una y otra parte. Este arco cerrado, formando una caponera cubierta, presenta en el costado aspillerado, que mira al foso, fuegos de fusilería, que desde su interior lo barre todo. Este puente, destruido en caso de necesidad, haría que quedara la expresada galería enteramente independiente del resto de las demás galerías, y por lo tanto de todas las obras con que comunica la mina.

Entrada Mina Puesta de Santa Ana 1987

Desde el puente continua dicha galería principal ancha y espaciosa, atravesando por debajo de la 2ª y 3ª línea, en dirección paralela de los cuarteles de la plaza de armas, en donde tenía las comunicaciones con las obras que constituyen estas líneas, pero en el día se ha inutilizado, quedando solo indicados los puntos por donde existían, y teniendo que valerse ahora de la voz o de los puentes o poternas, para comunicarse con ella.

Atravesando el foso de San Fernando se encuentra una fuentecilla de agua potable, después uno de sus calabozos o bóvedas bajas, hasta descender al foso de los Carneros, en cuyo punto empieza a dividirse este único ramal principal en otros, con dirección a diferentes puntos.

Hasta aquí la dirección de la galería no presenta gran variación y sí solo la precisa para traerla a este punto y buscar el terreno que le da más consistencia y la mejor comunicación con la 2ª y 3ª línea.

El primero de estos ramales, sobre la izquierda, se dirige al mismo foso de los Carneros, donde tiene salida por un fuerte rastrillo de hierro, situado al pie de su contraescarpa. Conduce también este mismo, por una galería ya más tortuosa, aunque igualmente espaciosa, primero al fuerte de San Carlos, cuya entrada está precavida con dos fuertes rastrillos de hierro situados en la escalera que desde ella sube a él, teniendo otro a su mano derecha que cierra la comunicación, que en forma circular conduce por una galería de tercer orden a las obras situadas bajo el Ataque Seco., como veremos después.

Poco antes de concluir esta comunicación, por otro ramal que sale sobre su izquierda, al fuerte de San Miguel y galerías de escarpa y contraescarpa, en las cuales hay otro rastrillo que conduce a las que van a los fuertes de Victoria Chica y Grande, a donde, para entrar, hay que abrir también otros dos fuertes rastrillos de hierro. En estas galerías se encuentran a su principio ramales en diferentes direcciones que conducen a seis hornillos con que se puede volar parte del terreno situado delante del foso de la 3ª línea.

Tanto a su inmediación, como muy distante, hay cuerpo de guardia situado en el sitio donde se dividen las comunicaciones de San Carlos y San Miguel, cubriendo los dos muros aspillerados.


Muros aspillerados1987

Desde la galería que conduce a San Carlos hay otra que va a buscar directamente la que conduce a San Miguel, en la que se encuentran dos ramales que conducen a tres hornillos situados frente al Rastrillo de Espadas, en la contraescarpa del foso que corre por delante de él.

En estas galerías y ramales se encuentran unos espacios en forma de plazoletas que pueden servir para resguardarse las guarniciones que las custodie, o bien para depósito de materiales y de las tierras y piedras que produzcan las nuevas obras que se construyan en ella.

Desde el mismo punto principal de donde se destacaban las comunicaciones para los fuertes de San Carlos y San Miguel, se destaca también otra hermosa galería que, atravesando las explanadas por bajo del antiguo hospital provisional, se dirige a Victoria Chica , Victoria Grande y el Rosario.

Para Victoria Chica se destaca un ramal, a su derecha, en cuyo extremo tiene una escalera de madera que conduce a su entrada, defendida por doble rastrillo de hierro, situada en los cuarteles que tiene a prueba.

Para Victoria Grande y el Rosario se destaca otro ramal en el mismo punto, a su derecha, o bien hacia el Norte, el cual, por otro nuevo a su izquierda, tiene la entrada por una elevada escalera de mampostería, defendida por un rastrillo.

Volviendo a buscar el anterior ramal, siguiendo siempre la dirección Norte, por medio de un rastrillo, se sale a una plazoleta llamada Bocamina, en donde concluye la galería principal, y desde donde se destaca la subida al fuerte del Rosario, se encuentra al principio de este gran ramal de galería, que acabamos de ver. Da comunicación a los fuertes de Victoria Chica, Grande y Rosario un pequeño ramal que conduce a otro que sale de la galería que va a San Miguel, sirviendo de contragalería y para dar ventilación a aquellas. Inmediato, sobre su izquierda, hay otro pequeño ramal, que con los tres que hay en una inmediata plazuela, no sirven más que para desahogo de las tropas destinadas para su guarnición, pudiendo servir, sin embargo, con pequeña preparación, para hacer saltar el terreno que tiene encima, que es el de las explanadas. En esta plazuela está tapiada la puerta de la galería, de forma muy tortuosa, que conducía a los fuertes arruinados, llamados de los Viejos, y las entradas y salidas de ellas se hallan inutilizadas. Hay en esta plazuela una bóveda, en un piso superior al de la misma, destinada para el Gobernador y demás oficiales que, con la guarnición , estén en caso de un ataque , encargados de su defensa. En la parte de galería que sigue la dirección Norte se halla otra plazuela, destinada para cuerpo de guardia, que tiene dos pequeños ramales inutilizados, que comunicaban a las explanadas del antiguo fuerte de los Viejos.



Plazoleta de la Alcazaba 1987

Desde el punto en que se dividen las comunicaciones para Victoria Chica, Victoria Grande y el Rosario, existe un ramal , inutilizado en parte , que va a buscar el fuerte avanzado de Santa Lucía . En él no existe ninguna obra.

Pasado el que conduce a Victoria Grande, existe sobre su derecha otra galería que va a buscar, siguiendo las contraescarpa del foso de uno de los costados de Victoria Grande, al fuerte de San Antonio el Alto, situado en la estacada. En esta galería hay dos pequeños ramales que conducen a dos pequeñas plazoletas en donde hay dos hornillos situados en el glasis del foso de que acabamos de hacer mención. Estas pequeñas plazoletas presentan capacidad para poder avanzar más los ramales. También hay otra en la galería de que nos ocupamos.

Volviendo a la galería de donde parte esta última, sobre su izquierda y antes de llegar a la bocamina, hay otros dos pequeños ramales que, partiendo a la derecha, tienen dos hornillos situados debajo del glasis del fuerte del Rosario , inmediato a la contraescarpa.

Con esta se concluyen las galerías principales y las obras que encuentran en ellas.

Todo el terreno es de gres, de mayor o menor resistencia, pero la suficiente para que, sin ninguna obra de mampostería , se sostengan muy sólidamente.


Las minas avanzadas parten de la bocamina y se extienden por todo el campo exterior a la línea avanzada en esta forma:   

Desde la bocamina se pasa a la inmediata plaza de armas, desde donde se destacan tres ramales que son los que comunican con todas las minas.

Melilla Plano de Minas 1783

El primero, sobre la derecha, se dirige al fuerte del Rosario , subiendo a él por una pequeña escalera en forma de caracol . Un fuerte rastrillo cierra su entrada.

El segundo , sobre la izquierda, conduce a San Antonio el Alto , situado en la estacada del camino cubierto, y a Santa Lucía , que lo está en el mismo campo fronterizo, y en cuya galería hay comunicación con las de contraescarpa y con algunas defensas frente a Victoria Grande, preparadas con algunas fogatas.

El tercero es el que da comunicación con todas las obras avanzadas.

En dicha plaza de armas existen además dos entradas que dan comunicación, la primera, a tres hornillos o fogatas, y la segunda a dos , situadas las cinco en el glasis del fuerte del Rosario, pero en un piso superior al de la plaza, abierto en roca.

Para ventilación y desahogo de esta plaza de armas hay una ventana en el corte de la Cortadura, de que hemos hecho ya mención, defendida por dos fuertes rejas.

El segundo ramal, que conduce a San Antonio el Alto, es sumamente tortuoso, cambiando cada 6 u 8 varas de dirección. Tiene solo una fogata, situada junto al foso de Victoria Grande, y por debajo del ramal que en dirección del mismo foso, viene a parar al mismo fuerte de San Antonio. Desde esta plazuela se destaca un ramal a la izquierda, que va en busca de esta galería y del fuerte de San Antonio, al cual se comunica por una escalera de mano de madera , y una trampa situada en el suelo, la cual está defendida por una fuerte puerta de madera. Frente de ella tiene este ramal un hornillo de la misma forma que los que tiene el ramal con que se une y está situado enfrente de este fuerte y en dirección de la magistral de Victoria Grande. A la derecha, en la plazuela, hay otro hornillo que tiene una dirección paralela.

Inmediato al anterior, y junto a él, sale un ramal que conduce al fuerte de Santa Lucía, en la misma forma que su precedente, montando a él por una pequeña escalera de mampostería defendida por doble rastrillo de fierro. Tiene en su costado derecho cuatro entradas que comunican , tres de ellas a 6 fogatas, y la cuarta a un pequeño ramal que tiene a su derecha dos fogatas, y una a la izquierda ya debajo del fuerte, y en su extremo, un foso o cortadura, llamada vulgarmente trampa, llena de abrojos, de unos 5 pies de diámetro y 18 de profundidad, en el cual, desde su piso, sale un ramal que va en busca de un contrahornillo que se construyó en el año de 1775, para volar la mina que los moros traían , con igual objeto, al fuerte de Santa Lucía, la cual se creen que aun existe, pero sin tener convencimiento de ello , los moros fronterizos.

Volviendo a la plazuela de donde acabamos de partir, en este ramal, y cerca de ella a su derecha, se encuentra otra galería en piso superior, que formando un ángulo saliente, tiene siete fogatas, situadas todas enfrente del lado izquierdo de Victoria Grande. Todo este ramal, así como los hornillos, están abiertos en terreno greoso, exceptuando los hornillos que tiene la galería que va a San Antonio, cuyo terreno es de roca. El nivel de su piso es casi igual y ofrece poca variación.

En la misma plazuela situada junto al fuerte de San Antonio, se halla a su izquierda la entrada a las galerías formadas en la contraescarpa de los fosos, por medo de un fuerte rastrillo. Un ramal directo sigue la dirección de la contraescarpa del foso situado en el frente izquierdo de Victoria Grande. Tiene 4 hornillos en su costado derecho, en el mismo piso y más elevados, que abrazan todo el terreno de este frente. A su izquierda tiene una plazuela para depósito de materiales.

En su extremo continua la que sigue por la Victoria Chica. En ella tiene, a su principio, una salida al foso del mismo fuerte, y un ramal que comunica a cuatro hornillos y fogatas situados debajo del mismo foso.


Fuerte de Victoria Chica 1987

Sigue este ramal descendiendo por varias escaleras a buscar el ángulo de la transversal de San Ramón, en la estacada , en donde vuelve, descendiendo, a correr todo el ancho y dilatado foso que sigue desde dicho fuerte de Victoria, por los de Plataforma, San Carlos y Rastrillo de Espadas, con sus banquetas intermedias, hasta dar con el de San Miguel, sin que la falten aspilleras en los dos frentes que dan a dicho foso, ni hornillos que avanzan hasta más de 20 varas al campo; unos concluidos y otros principiados o indicados, siendo aquellos hasta el número de nueve.

Al final se encuentra un fuerte rastrillo de fierro que comunica a la mina que circunvala el castillo de San Miguel.

Esta galería tiene a su mitad un ramal directo que, por medio de dos fuertes rastrillos, va a comunicar a las explanadas situadas en esta comunicación al lado del fuerte de San Carlos, en la obra que ya hemos definido al hablar de la línea avanzada. La mayor parte de esta obra está hecha en la misma roca de asperón, pero muy bien conservada y limpia, y en el mejor estado, y su desnivel es el mismo que presenta el terreno exterior que, como hemos visto, es grande.

Las galerías que circunvalan el fuerte de San Miguel están construidas magníficamente, con rosca de ladrillo y cal; sus hornillos para voladuras perfectamente bien construidos, así como todo el orden de aspilleras que dan sobre el foso. En sus tres frentes exteriores tiene en cada uno un hornillo, y en los ángulos de la misma parte dos en cada uno y uno en los exteriores. Se extiende hacia el campo una 10 o 12 varas. Los fuegos corren por el foso, y pueden ocupar hasta 200 hombres en su defensa y acuartelar hasta 100 con toda comodidad. Los dos extremos, después de circunvalar este fuerte acasamatado, vienen a juntarse con la caponera de escarpa en que existen dos cuarteles o cuadras capaces de dos compañías y que presentan, tanto unas como las otras, fuegos al foso. En el sitio en que se unen sus extremos tiene la comunicación que va a parar a la plaza y demás fuertes, y a su mediación una abundante fuente de agua potable. Su piso todo está al nivel de el del foso.


Galeria de rosca de ladrillo inundada 1987
 
Si nos paramos a considerar un momento tanto la importancia de la defensa exterior que presenta este fuerte, como la subterránea, nos convenceremos de que es de sumo valor cada una de por sí, y juntas lo son de incalculable, y el daño que causaría si se llegase a perder, inmenso.

En la inmediación de San Miguel y hasta la torre de Santa Bárbara, sabemos ya que hay un ramal de mina aspillerado, sobre los huertos, sin más defensas ni objeto que la comunicación de estos fuertes. Se halla toda ella construida en roca, con ladrillos y cal, muy ventilada y en muy buen estado.

Otro tercer ramal parte de la misma plaza de armas y comunica con todas las minas llamadas de la Puntilla, por estar situadas debajo de esta terreno, y las que rodean todo el campo y van a comunicar al fuerte de San Carlos, después de pasar por bajo del Ataque Seco.

Lo primero que se encuentra, tomando este ramal, que es recto, es la plazuela o cuerpo de guardia que comunica a las minas situadas debajo de la Puntilla; hay en estas muros aspillerados que, además de cubrir la entrada, presentan fuegos en su dirección . Esta entrada está cerrada por un fuerte rastrillo de fierro.

En este ramal que acabamos de definir, hay como a su mitad un hornillo situado a la derecha y frente del ángulo exterior del fuerte del Rosario.

Desde la plaza de armas conduce a este mismo cuerpo de guardia otro ramal tortuoso y mucho más estrecho que tiene tres comunicaciones con el anterior, y salen de él dos hornillos más próximos a la costa. Antiguamente salían varios, pero fueron volados en el sitio del año 1775 para destruir las minas que los moros traían para hacer saltar el fuerte del Rosario.

Desde el mismo cuerpo de guardia parte otro pequeño ramal que presenta dos hornillos situados hacia la misma parte que los anteriores, de los cuales uno ha sido ya volado en el mismo sitio.

Las minas de la Puntilla se extienden hasta unas 130 varas del cuerpo de guardia, con quien comunican. Presentan una red de galerías y hornillos que abrazan todo el terreno que hay desde uno a otro punto. Están defendidas por tres fosos o trampas de 12,12 y 18 pies de profundidad y unos 9 de longitud, llenos todos de abrojos. Además en sus puntos más céntricos existen otros dos rastrillos.

Todas estas galerías son tortuosas y pendientes, y algunos ramales se hallan en piso superior a la principal, y se cuentan hasta el número de 12 los hornillos en disposición de volarse, y dos contrahornillos situados ya en el punto que más avanza al campo, saliendo del extremo de la trampa que hay en su inmediación.


Escalera al piso superior 1987

Los moros tienen en su parte superior porción de apostaderos o ataques, y algunos ramales de minas que conservan desde el sitio mencionado lindando con ellas, tanto que una de las suyas está en poder nuestro por habérseles ganado, en cuyo acto pereció el maestro mayor de ellas en esta plaza Dn. Antonio Mª Cappa, director de muchos de los trabajos de este sistema de defensa . Para cerrarla….. y se colocó la trampa, y los primeros y segundos hornillos mencionados para sofocarlos si intentaban volver a abrir o recuperar. Toda esta porción de ramales tienen otra comunicación con la galería más principal por bajo del cuerpo de guardia.

Estas minas son las más expuestas por lo inmediatas que están a las de los moros, y como además están constantemente trabajando en sus ataques, pueden fácilmente tropezar con cualquiera de los infinitos ramales de que se componen, por lo que existe constantemente una guardia para custodia y observación del resultado de su trabajo. También son las menos ventiladas, porque adelantándose hacia el campo no tienen más que una comunicación.


Volviendo al cuerpo de guardia, se toma la galería principal, que sigue en la misma dirección y casi recta, hasta encontrar un hornillo que se avanza hacia la Puntilla. A su inmediación vuelve la galería en busca del Ataque Seco; inmediatamente se vuelve a entrar en otros dos cuerpos de guardia, divididos por una trampa de 12 pies de profundidad y 9 de longitud, de gran capacidad y cubiertos con muros aspillerados; tanto por un costado como por otro se encuentran hasta cinco hornillos que avanzan de 12 a 20 varas.

Pasados esos cuerpos de guardia se llega al sitio conocido también por el enemigo , llamado el Mazizado , porque en él ha habido muchas voladuras, en que fueron escarmentados con la muerte los más arrojados que querían apoderarse de nuestras obras , por la mina que traían en el citado sitio, que aunque lo lograron en parte , se vieron obligados , como llevamos dicho, a abandonarla , teniendo luego los nuestros que macizar una extensión de más de 50 varas , cortando en parte nuestra mina por la abertura que había hecho la de ellos , y hacer un pedazo de una segunda galería interior de comunicación para no cortarla enteramente. Desde el resto de la antigua, así como de la nueva, se han sacado porción de defensas para sofocarlos si volviesen a abrir o destruir el Mazizado. Consisten estas en cuatro trampas de 3, 9, 18 y 12 pies de profundidad, y 5, 7, 9 y 8 de latitud; tres contrahornillos que van a parar debajo del Mazizado que sale de su fondo, y 11 hornillos además, que tienen cuerpos de guardia por una y otra parte , por lo que se ve lo difícil que les será lograr ventajas si intentaran renovar o emprender nuevas obras hacia esta parte.


Volviendo a la izquierda, sigue la galería, ya más estrecha, hacia el Ataque Seco. Está precavida por un foso de 30 pies (¿) de profundidad , y 12 de largo, y dos hornillos a derecha e izquierda.

Antes de llegar al Ataque Seco (llamado así por estar el del mismo nombres en la parte superior) se encuentra un cuerpo de guardia que, con muro aspillerado, defiende el paso de galería por una y otra parte, y los hornillos que van a situarse debajo del ataque. Las obras que constituyen la defensa de este punto son conocidas también de los moros, por haber traído hacia esta parte una mina para encontrarse con las nuestras y ver si podían apoderarse de ellas. Consisten en una trampa de 30 pies de profundidad y 8 de ancho, que separa un hornillo situado enteramente debajo del ataque Seco, cuya línea de de menor resistencia hasta la superficie debe ser tan corta que el menor ruido que se produce arriba es sentido por los escuchas que constantemente hacen centinela de día y noche para avisar la más leve novedad. Otros dos contrahornillos salen de la trampa a diferente altura, que van a situarse debajo, para volar este mismo punto si fuese necesario. Todas las comunicaciones que salen de este cuerpo de guardia están precavidas con fuertes rastrillos de fierro.

Al dejar el Ataque Seco se vuelve a dirigir la galería sobre la mano izquierda, en forma casi circular , interrumpida hasta cuatro veces, primero, por una cortadura de 18 pies de profundidad y unos 8 de latitud; segunda, por un cuerpo de guardia; tercera y cuarta por otras dos cortaduras de 12 pies de profundidad y 5,8 de largo, pasadas las cuales, por debajo de las galerías que recorren la contraescarpa del foso de San Carlos, se halla un rastrillo situado inmediato al fuerte , y que comunica con la galería que desde la plaza viene a él. Todas estas trampas son vadeadas con fuertes tablones que existen siempre en poder de la guardia que hay en el Rosario.


Esta galería presenta los desniveles que tiene el terreno, y son mayores en la parte que va desde el Ataque Seco al fuerte de San Carlos. La mayor parte de ellas están abiertas en un terreno grasoso, y los hornillos en roca; también hay alguna parte en cascajo. Se hallan bien ventiladas, particularmente las que corren desde el Rosario hacia los fuertes , pero siendo sus desnivel diferente y comprendiendo gran extensión, varía mucho la temperatura, lo que las hace insalubres, pues es muy común sentir al pasarlas frío , calor , humedad, etc. Así nos sucedió que al levantar los planos y hacer las observaciones consiguientes, nos vimos obligados a servirnos de los mismos presidiarios encargados de su custodia , pues cuantas veces intentaron entrar los artilleros que nos acompañaban, otras tantas cayeron malos, y algunas veces también nosotros nos vimos obligados a retirarnos por no poder resistir.


Plano de Melilla 1846

La latitud y altura de todas estas obras, y muy particularmente las de las galerías principales que comunican con los fuertes de la línea avanzada, desde el Rosario, que forma su extremo, hasta el de Santa Bárbara, que casi toca el opuesto, hace que la plaza tenga una pronta comunicación con ellos , pudiendo auxiliarles a todos momentáneamente , tanto con fuerzas como con pertrechos conducidos a hombros o con acémilas, llegando algunas a permitir pasar cuatro hombres de frente. Así como sabemos, que sin contar con la plaza, cada fuerte tiene suficiente localidad para albergar la fuerza que necesita en defensa , y los principales , como Victoria Grande y San Miguel tienen sobrante con que poder atender prontamente a los demás , por medio de las minas , resulta , que después de esta grande ventaja que proporcionan las minas al facilitar la comunicación de toda la línea exterior y de esta con la plaza, es imponderable la defensa que pueden prestar estando bien servidas, pues cuando se hicieran insuficientes para imponer al enemigo las muchas baterías que contienen los fuertes, el fuego de fusilería de estos y sus aspilleras en las minas de contraescarpa , quedarán tendidos en el campo cuantos intentasen el asalto, al desentrañar la tierra la infinidad de quintales de pólvora que encierran las defensas subterráneas. Estas fueron las que llevaron la confianza a los sitiados, cuando en 1774 intentaron los sitiadores marroquíes dar el asalto.

Últimamente, por mucho que se extienda la descripción de estas obras, por muy minuciosa que sea, y por mucho que se encomie, jamás se podrá da a conocer ni ponderar suficientemente la importancia que dan a la plaza. Esta descripción no da más que una pequeña idea de su situación y valor, como lo podrán conocer todos los que como nosotros las han visto y estudiado.

Para justificar nuestro aserto llamamos la atención sobre el estado que hemos formado y que ponemos a continuación, y más aún, al detallado y exacto plano de las dichas minas , que con el número 1 acompaña a la memoria, restando solo decir que se presente estado es sobremanera lisonjero para el Comandante de Ingenieros, que conociendo su importancia , se ha esmerado en su conservación, no desatendiendo en nada lo que podía contribuir para que siempre los defensores pudieran contar con esta importante defensa.

Para su custodia existen en el día dos guardias; una en la plaza de armas situada junto al fuerte del Rosario, compuesta de de 4 a 8 números de los soldados de la guarnición, y otra de 8 presidiarios y un cabo de los mismos, de mejor conducta, establecida en el cuerpo de guardia que conduce a las minas de la Puntilla, con encargo especial d conservar su buen estado y limpieza, vigilarlas todas y ver si los moros hacen daño, o las descubren, con las obras que hacen para levantar nuevos ataques y mantener constantemente escuchas en las situadas debajo del Ataque Seco y Puntilla, para observar todo lo que hagan los moros en su parte superior y dar conocimiento de ello. Por este penoso servicio tienen algunas recompensas, bien en sus condenas o con gratificaciones.

Como por estas minas son constantemente las comunicaciones de la plaza con los fuertes, particularmente de noche para evitar el extravío de los individuos que vayan por ellas, y no se repitan las desgracias que son consiguientes, se tienen tapados todos los hornillos que salen de las galerías principales, para que viéndose obligados a seguirla, no se puedan extraviar.

TABLAS DE LAS LONGITUDES DE LAS MINAS

Galería de comunicación con los fuertes de San Miguel, San Carlos
Victoria Chica y Grande, Rosario y Santiago 1502


Hornillos que se encuentran en estas minas de comunicación 511


Galería y hornillos que circunvalan San Miguel (288 y 104) 392


Galería de comunicación con Santa Bárbara 173


Galería que circunvala los fosos de San Carlos, Victoria Chica y
Grande, y hornillos con que comunica (583 y 369) 952


Galería de comunicación con Santa Lucía y hornillos que
se hallan en ella (425 y 371) 796


Plaza de Armas y comunicación con la Puntilla y galerías que conducen
a los hornillos ( 379 y 501) 880


Galería que desde la Plaza de Armas conduce al
Ataque Seco y San Carlos 802


Hornillos y contrahornillos con quienes comunica 372

Total varas 6.360 (una vara 0,836 metros)

En estas galerías se encuentran 631 varas con fuegos a los fosos, 14 cuerpos de guardia con fuegos, y 14 fosos o trampas de 3 a 10 varas de profundidad.

P. 125v
Las fortificaciones subterráneas se hallan en muy buen estado, se conservan muy limpias y arregladas. Todos los ataques están hechos con maestría, pues cogen todo el campo en frente de los fuertes de San Miguel, San Carlos, Victorias y el Rosario, y los hornillos tienen sus ramales, bien de piedra o revestidos de ladrillo.

Los puentes para el paso de las Cortaduras en las galerías generales de 3er. orden, que pasan por la Puntilla, Ataque Seco y Mazizado, están corrientes y bien conservados, así como algunos rastrillos que cierran algunas comunicaciones no generales, dando alguna seguridad y gran confianza a los presidiarios encargados de su custodia.

Antiguamente existía un capitán denominado de las Minas, encargado de su custodia, y es urgente y necesario reponer este destino para atender como merecen tan importantes obras y poder descubrir y reparar los daños que puedan causar los moros al construir los ataques, pues, como los hacen en todas partes y nunca los dan por concluidos es fácil que alguna vez las descubran, y aunque él no pueda evitar esto, sí podrá reparar las faltas aumentando las defensas y las obras que las constituyen.